* El 74 % de los mexicanos que nacen en condiciones de mayor desventaja. Cerca de la mitad de la alta desigualdad observada en México, se debe a que no todos los mexicanos tienen las mismas oportunidades, lo cual se traduce en el principal reto de política pública del país.
Redacción RD:
CDMX 20 mayo 2019.- El Centro de Estudios Espinosa Yglesias
presentó el informe de Movilidad Social 2019, donde se
analiza cómo influye el lugar de nacimiento, si es hombre o mujer y hasta el
color de piel, en la generación de oportunidades para acceder a una mejoría
social, económica y educativa.
Roberto Velez,
Director Ejecutivo del CEEY, Rodolfo de
la Torre, Director de Desarrollo Social con Equidad, Mònica Orozco, Consultora Principal del Informe y Marcelo Delajara, Director de
Crecimiento Económico y Mercado Laboral CEEY, quienes abordaron el tema.
En el
último trimestre de 2017, como cada seis años, el Centro de Estudios Espinosa
Yglesias (CEEY) levantó la Encuesta ESRU de Movilidad Social en México
(ESRU-EMOVI) con el fin de identificar el peso de las condiciones de origen de
las personas en sus opciones de desarrollo. Gracias a su enfoque territorial,
este levantamiento permite, por primera vez en el país, medir la movilidad
social a nivel nacional y por regiones.
El
Informe, por su parte, identifica la forma en la que el acceso a las
oportunidades determina la movilidad social en México. Los resultados del
estudio muestran que, en México, la movilidad social aún es baja: 74 de
cada 100 personas que nacen en la parte más baja de la escalera social,
no logran superar la condición de pobreza.
A nivel
regional, México es un país de fuertes contrastes, con claroscuros que van del
norte hacia el sur: mientras que en el sur, 86 de cada 100 mexicanos
nacidos en los hogares más pobres no logran superar la condición de pobreza, en
el norte, esta proporción es de 54 de cada 100. Esto quiere decir
que, para esta población, la posibilidad de superar la pobreza en el norte es
tres veces mayor que en el sur.
Detrás
de la baja movilidad social a nivel nacional y en regiones como el sur, se
encuentra la desigualdad de oportunidades: 48 % de la desigualdad económica se
debe a que no todos los mexicanos tienen las mismas oportunidades. En
particular, en el sur, estas resultan insuficientes.
Desde la
perspectiva de género, existen diferencias en la movilidad social de mujeres y
hombres. Aun con condiciones similares de origen, una menor proporción de
mujeres que de hombres que nace en la parte más baja de la escalara social,
tiene la posibilidad de superar la pobreza. Además, a lo anterior hay que sumar
el hecho de que las mujeres nacidas en la parte más alta de la escalera social
enfrentan un mayor riesgo de descenso.
Una
posible explicación de lo anterior se encuentra en las limitadas opciones que
tienen las mujeres de participación económica. Mientras el 82 % de los hombres
participan en el mercado laboral, entre las mujeres ese porcentaje es de 43 %,
y desciende hasta 36 % cuando tienen hijos menores de 6 años.
Ante
todo este panorama, el director ejecutivo
del CEEY, Roberto Vélez, señaló
que, sin igualdad de oportunidades, no importa cuán grandes sean los esfuerzos
de quienes nacen en situaciones de mayor desventaja, sus posibilidades de
mejora serán limitadas. Por lo tanto, afirmó el titular del CEEY, el Estado
mexicano debe priorizar su acción en ampliar e igualar las oportunidades de las
personas para lograr mayor movilidad social.
En ese
sentido, aseveró que se requiere una serie de mecanismos de acción pública con
cobertura universal e igual calidad para todos los mexicanos en los ámbitos de
educación, salud, trabajo y protección social, partiendo de una reforma a la
Hacienda Pública que garantice su financiamiento y sostenibilidad de generación
en generación. Por último, reconoció que todo lo anterior debe incorporar un
enfoque territorial y regional.