* El trabajo desarrollado en el Banco Nacional de Cerebros identificó las posibles causas de los cambios de humor durante esa enfermedad neurodegenerativa.
Redacción RD:
CDMX 03 octubre 2018.- Un trabajo científico realizado
en el Banco Nacional de Cerebros, del Centro de Investigación y de Estudios
Avanzados (BNC-Cinvestav), sobre las alteraciones conductuales y de la
memoria en el proceso de la enfermedad de Alzheimer, fue ganador del Premio a
la Investigación Científica en el 16º Congreso Latinoamericano de
Neuropsiquiatría, realizado el
mes pasado en Argentina.
La
investigación encabezada por José Luna Muñoz, encargado del BNC-Cinvestav, se centró en identificar la presencia
de las marañas neurofibrilares constituidas de proteína tau (que en su proceso
de evoloción y agregación favorece la muerte neuronal) en el área del cíngulo,
zona del cerebro relacionado con las emociones y la memoria, con la intención
de conocer si los cambios de las emociones podrían ser considerados signos
iniciales de la enfermedad de Alzheimer.
Los
estudios se realizaron a partir de muestras de tejido humano del cíngulo,
obtenido por necropsia de pacientes que habían presentado la enfermedad de
Alzheimer, a los que se realizaron análisis inmunohistoquímico, es decir
identificación a través de tinciones especiales, para identificar la presencia
de la proteína tau en ese tejido.
De
acuerdo con el investigador del Cinvestav, uno de los objetivos de este estudio
era identificar qué tipo de lesiones patológicas presentaba el cíngulo en
diferentes estadios de la enfermedad de Alzheimer, así como analizar si el
patrón de agregación de la proteína tau ocurre de la misma manera en esa zona
del cerebro que en el hipocampo, donde inicia la presencia de las lesiones de
esa enfermedad neurodegenerativa.
Se
realizaron cortes de cíngulo y se comparó con la presencia y abundancia de las
marañas neurofibrilares en el hipocampo. El análisis se realizó mediante
tinciones de peroxidasa y de fluorescencia, las cuales se analizaron a través
de la microscopía confocal para las muestras fluorescentes.
Entre
los resultados obtenidos por el grupo de investigación del BNC-Cinvestav, se destaca
la presencia de un procesamiento patológico en el cíngulo similar al que se
conocía en el hipocampo. Es importante enfatizar que los estudios y pruebas neuropsicológicas
realizadas por los especialistas clínicos solamente pueden sugerir el
desarrollo probable de la enfermedad de Alzheimer.
De
hecho, la prueba de diagnóstico confirmatorio de la enfermedad se realiza
mediante el estudio posmortem del cerebro. Sin embargo, algunos neuropsicólogos
han sugerido que las emociones podrían ser los primeros síntomas asociados con
el inicio de la enfermedad de Alzheimer y no las alteraciones de memoria de
corto plazo.
“El
análisis histopatológico de estas áreas en los casos con diferente grado de
expresión de tau en el hipocampo pudimos observar que en etapas iniciales de la
presencia de las marañas neurofibrilares en la corteza entorrinal es escasa
(primera área de afectación y acumulación de marañas neurofibrilares en
Alzheimer), en el cíngulo no se observó la presencia de la proteína tau
patológica.
Sin
embargo, en el hipocampo se iban acumulando estas lesiones en capas del
hipocampo subiculum y en la región CA1, apenas iniciaba la presencia de
neuritas distróficas en el cíngulo.
Conforme
se incrementaba la abundancia de marañas en el hipocampo entonces, observaba la
presencia de marañas neurodibrilares abundantes en el cíngulo. Por lo cual
concluimos en este aspecto que la alteración de la pérdida de memoria de corto
plazo, sigue siendo un factor importante a tomar en cuenta en el diagnóstico
temprano de la enfermedad de Alzheimer”, señaló Luna Muñoz.
Si bien
el investigador del Cinvestav reconoce que aún falta más por estudiar con otras
áreas involucradas en conductas y emociones. Estos estudios apoyarán a los
clínicos para poder detallar con mayor detalle sus diagnósticos.
Además
de José Luna Muñoz, la investigación
fue desarrollada por los estudiantes de la Universidad Autónoma Metropolitana, Itzel Aime Cruz Monrroy y Elisa Vega Ávila,
así como por Miguel Ángel Ontiveros,
investigador del Tecnológico de Monterrey campus Toluca.