* La amiba Naegleria fowleri, que habita en cuerpos de agua dulce y albercas mal cloradas produce meningoencefalitis amibiana primaria, una enfermedad que puede provocar la muerte.
Redacción RD:
CDMX marzo 2018.- En este periodo vacacional, una
de las actividades recreativas por antonomasia es la visita a balnearios,
albercas públicas, lagunas, canales de riego o presas. Sin embargo, es
necesario que antes de tomar ese chapuzón tenga cuidado con la calidad del
agua, ya que en muchas ocasiones pueden estar mal clorados o contaminados y
provocar afectaciones a la salud.
Uno de
los padecimientos a los que se debe prestar mayor atención es la
meningoencefalitis amibiana primaria, que es causada por el patógeno Naegleria
fowleri, una amiba de vida libre que habita en cuerpos de agua dulce templados
y que al ingresar por la nariz puede dirigirse al cerebro donde provoca inflamación
muy intensa.
La
meningoencefalitis provoca síntomas neurológicos graves que se acompañan con
fiebre elevada, vómito en proyectil, fotofobia, y convulsiones que pueden
desembocar en un estado de coma que conlleva a la muerte del paciente en un
periodo aproximado de siete a 10 días a partir de presentar los primeros
síntomas; todos los casos registrados coinciden con antecedentes de natación en
cuerpos de agua dulce contaminados con este microorganismo.
De
acuerdo con Matilde Mineko Shibayama Salas, investigadora del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular
del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), en la
actualidad el tratamiento para la amiba Naegleria fowleri es un antifúngico
llamado Amfotericina B el cual no es específico para esta amiba, por lo que se
requiere desarrollar un fármaco que afecte directamente al patógeno.
Por
ello, desde hace más de dos décadas esta amiba ha sido materia de estudio para
el equipo de la investigadora del Cinvestav. Uno de sus últimos resultados fue
identificar los mecanismos por los que el patógeno pasa de la cavidad nasal a
los bulbos olfatorios, donde produce ruptura del parénquima cerebral acompañado
de una intensa reacción inflamatoria que desemboca en la muerte del paciente.
“Identificamos
una proteasa de secreción con actividad mucinolítica que tiene el patógeno; es
decir, la amiba puede degradar el moco (de la cavidad nasal) que es una barrera
natural que tenemos para atrapar microbios y que nos protege para evitar que
lleguen al sistema nervioso central. En pruebas in vitro e in vivo (con modelos
animales) bloqueamos esta proteasa con anticuerpos fabricados en el laboratorio
y pudimos observar una sobrevida superior a los 10 días en los animales en los
que se bloqueó la proteasa secretada por Naegleria fowleri”, mencionó Shibayama Salas.
Este
trabajo científico puede ser de gran utilidad para entender el comportamiento
de la amiba y desarrollar nuevos tratamientos, ya que hasta ahora se sabe que
la amiba Naegleria fowleri llega a los bulbos olfatorios después de alterar la
barrera hematoencefálica, que es una barrera muy importante que protege al
cerebro del daño por diversos patógenos.
“La
amiba es capaz de abrir las uniones intercelulares de los epitelios así como
las del endotelio vascular para poder alcanzar los bulbos olfatorios y provocar
una reacción inflamatoria intensa que lleva a la muerte del hospedero.
Hemos
visto cómo altera y desestabiliza las proteínas que conforman las uniones
estrechas lo cual ocasiona la llegada de las células inflamatorias al cerebro;
todo este daño se genera de manera muy rápida, por lo que el periodo de
diagnóstico y tratamiento es muy reducido”, explicó la investigadora del
Cinvestav.
A pesar
de que en México el primer caso de afectación por la amiba Naegleria fowleri se
reportó a finales de la década de 1970, la meningoencefalitis amibiana primaria
se encuentra sub-diagnosticada, y los datos epidemiológicos no son del todo
conocidos, por lo que en la actualidad aún existe mucho desconocimiento sobre esta
enfermedad.
En ese
sentido, la investigadora instó a los profesionales de la salud y al público en
general a informarse más sobre este patógeno. “Es necesario que los médicos no
confundan la sintomatología de la meningoencefalitis con otro tipo de meningitis
(bacterianas o virales) para que se puedan hacer los estudios correspondientes
y dar el tratamiento lo más pronto posible.
En
cuanto a la población, deben tomarse medidas preventivas antes de realizar
actividades acuáticas, tales como hacer caso de alertas sanitarias y revisar
que en las albercas no exista materia orgánica en las orillas, sinónimo de una mala
limpieza del lugar” concluyó.