* Experto del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad del Cinvestav Irapuato señala que la biología evolutiva ha relegado el estudio de la longevidad.
REDACCIÓN:
Los
factores que influyen en la longevidad de personajes centenarios como la
francesa Jeanne Louise Calment, quien murió por causas naturales a los
122 años de edad, en 1997- siguen siendo un enigma para la ciencia.
Aunque
originalmente se exploró la relación entre dieta y estilo de vida, el hecho de
que hayan existido decenas de centenarios que crecieron en condiciones muy
diversas en todo el mundo ha llevado a los investigadores a hurgar en las
diferencias de su constitución genética.
Sin
embargo, por las implicaciones éticas y la dificultad técnica que conlleva
experimentar con humanos, los científicos han recurrido al empleo de modelos de
estudio animales o cultivos celulares para buscar las claves genéticas de la
longevidad.
Tal es
el caso de Alexander de Luna Fors, adscrito al Laboratorio Nacional de
Genómica para la Biodiversidad del Centro de Investigación y de Estudios
Avanzados (Langebio-Cinvestav) de la Unidad Irapuato, quien con su grupo ha
logrado identificar en levaduras de cerveza un par de reguladores genéticos que
controlan el envejecimiento celular: el SWR1 y ARV1.
“Se ha
intentado identificar variantes de genes en individuos centenarios que luego
puedan mapearse. Ahí es donde resulta importante tomar un organismo simple como
la levadura, en la cual podemos modificar genes análogos a los humanos para ver
si están involucrados en la regulación de la longevidad", explicó el
académico del Cinvestav.
De Luna
Fors recordó que ya en 1957 el genetista
George Williams reconoció que el estudio de la vejez ha sido relegado por los
biólogos evolucionistas debido a su asociación con la degeneración y la muerte.
El
especialista en biología de sistemas genéticos consideró que el aumento en la
expectativa de vida humana –en México el promedio pasó en un siglo de 34 a 74
años– ha sido un gran logro, pero al mismo tiempo plantea grandes retos de
salud, pues con la edad aumenta la frecuencia de enfermedades
neurodegenerativas como Alzheimer, cáncer o diabetes.
Ante
ello, dijo, otra meta que se busca es aumentar no solo la cantidad de años
vividos, sino la calidad de vida en los individuos longevos. “Hay procesos
celulares que aceleran o retrasan el envejecimiento, así que identificarlos en humanos podría ayudar a
lograr una vejez sana”.
Puso
como ejemplo las investigaciones a nivel endocrinológico realizadas en
individuos que padecen progeria (envejecimiento prematuro)
así como en el extremo contrario, en personas que presentan el Síndrome de
Laron, el cual pese a producir enanismo se asocia con juventud celular.
En
integrantes de poblaciones con síndrome de Laron en Ecuador –todos ellos
longevos y con rasgos como inmunidad al cáncer y la diabetes– los
investigadores han detectado modificaciones celulares que luego fueron
reproducidas en modelos de estudio celular con levaduras.
“Las
vías de censado de nutrientes que indican a las células que deben crecer están
alteradas en estos individuos; eso los hace ser bajos en talla, pero mantiene
completamente activos sus mecanismos de reparación celular”, explicó el
especialista del Cinvestav.
“Esto es
un ejemplo claro de cómo una modificación genética muy particular puede
investigarse en un organismo simple como la levadura y después ‘traducirse’ en
células humanas”, comentó Alexander de
Luna.