* Científicos del Cinvestav Irapuato, obtienen por este estudio el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos 2010.
(Redacción).- Lograr que un fruto tan delicado como el melón, que por lo regular no dura más de 10 días pueda permanecer sin deterioro hasta 45, es toda una proeza que científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) consiguieron, y gracias a ello se hicieron merecedores del Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos 2010.
Utilizando la biotecnología vegetal, el grupo encabezado por Miguel Ángel Gómez Lim, del Departamento de Ingeniería Genética del Cinvestav Irapuato, crearon un método novedoso que ayuda a prolongar la vida en anaquel de frutos perecederos como el melón.
Este equipo científico, donde también participan; Laura Uribe Campero y Héctor Gordon Núñez, no sólo logró alargar la vida de anaquel de los melones conocidos como gota de miel, sino que consiguieron aumentar la calidad, la textura, el sabor y el aroma de dicho alimento.
El melón es un producto muy importante en la economía nacional y con alto potencial de exportación, incluso, un gota de miel tiene mayor demanda que el melón chino en países como Estados Unidos o Japón, donde un solo ejemplar puede llegar a costar más de 100 dólares, situación que México debería aprovechar, comentó Gómez Lim.
Por ello, el también ganador del Premio a la Innovación en Salud y Alimentación 2007 señaló, que su investigación tiene un impacto no sólo a nivel ambiental, al disminuir la generación de desechos por pérdidas poscosecha, sino también económico, ya que permitiría almacenar por periodos más largos y transportar sin necesidad de infraestructura costosa frutos perecederos.
La importancia de este trabajo, a decir del investigador del Cinvestav, radica en que es la primera vez que se modifica genéticamente esta variedad de fruto, además de que puede tener aplicaciones en otros como la fresas, papaya y en prácticamente todos los frutos carnosos perecederos.
De acuerdo con el investigador, un melón común puede durar hasta 10 días, en promedio, pero gracias a este método “logramos que durara mes y medio, incluso, algunos llegaron a los dos meses. Casi cinco veces más que lo normal, sin ablandarse, ni perder sus propiedades”.
Lo que hicimos fue inactivar una proteína denominada lipoxigenasa, que es la enzima responsable de degradar los lípidos de las membranas celulares, de esta forma, las membranas tuvieron más integridad y al hacer esto, el fruto logra durar más tiempo, pero además conserva muchos atributos como la firmeza y el sabor, que normalmente pierde con el paso de los días, indicó el científico.
Gómez Lim añadió que este proceso de inactivación de la enzima se realiza en las plántulas (plantas en proceso de crecimiento), de esta forma cuando se obtienen los frutos, éstos ya cuentan con las características deseadas.
Para evaluar el experimento se almacenaron, bajo condiciones de laboratorio muy severas, varios melones modificados genéticamente a 21ºC y en ambiente seco, como el que prevalece en Irapuato, señaló el también doctor en Biología Molecular. El resultado fue que los frutos conservaron su consistencia, sabor y aroma después de un mes de almacenamiento.
Miguel Ángel Gómez Lim, quien junto con sus colaboradores recibieron hoy el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos 2010, en la categoría Profesional en Ciencia de Alimentos, en una ceremonia realizada en el Museo Nacional de Antropología, señaló que ahora el objetivo es convencer a la industria para poder comercializar el proyecto.