* Revela que las personas consideran que las y los científicos deberían participar más, tanto en comunicar sus resultados al público, como involucrarse en los procesos de toma de decisiones.
Redacción RD:
CDMX 07 abril 2025.- En los últimos años, la
confianza en las y los científicos ha sido un tema debatible, especialmente en
momentos de crisis como la pandemia de covid-19. Sin embargo, un reciente
estudio publicado en la revista Nature Human Behaviour, realizado en
68 países y con la participación de 71,022 personas, demostró que, en la
mayoría de las naciones, la confianza en los y las científicas es alta.
Este
análisis global, que se realizó entre noviembre de 2022 y agosto de 2023 por un
equipo internacional de investigación, entre los que se incluye a Alma
Cristal Hernández Mondragón, adscrita al Departamento de Investigación y Estudios
Multidisciplinarios del Cinvestav, cubriendo 31 por ciento de los países
del mundo, con muestras ponderadas según edad, género, nivel educativo y tamaño
de la población por país, revela que la mayoría de la población valora la
ciencia como una herramienta clave para la toma de decisiones informadas y la
formulación de políticas públicas.
Para evitar
diferencias semánticas entre idiomas, antes de la encuesta se proporcionó, a
quienes participaron, una definición de ciencia, científicas y científicos.
Según las y los autores, se midió la confianza en la persona que realiza
investigaciones para ampliar el conocimiento, no en la ciencia, ya que este
último es un concepto más abstracto y difícil de delimitar.
Se
abordaron diversos aspectos, como la confianza en las y los científicos de cada
país, las características demográficas, posturas ideológicas y orientación
política. Posteriormente se midió hasta qué punto las personas creen que
quienes estudian ciencia deben involucrarse en la sociedad y en la formulación
de políticas; qué temas son deseables para que prioricen en su trabajo, y cómo
estas percepciones se relacionan con esa confianza depositada.
Para
ello, se empleó un índice compuesto por 12 preguntas, las cuales evaluaron
la confiabilidad en función de cuatro dimensiones clave: competencia,
benevolencia, integridad y apertura. En general, la confianza fue moderadamente
alta, con una puntuación promedio de 3.62 en una escala de uno a cinco. El 78
por ciento de las personas encuestadas consideró que las y los científicos
están altamente calificados para realizar investigaciones significativas, mientras
el 57 por ciento cree que actúan con integridad y honestidad.
Estos
resultados desafían la narrativa popular de una crisis en la relación con la
ciencia, al mostrar que la confianza en las y los científicos se mantiene
sólida en la mayoría de los países analizados.
El
análisis también destaca la necesidad de una mayor participación de las y los
científicos en los procesos de toma de decisiones. En ese sentido, 83 por
ciento de las personas participantes, considera que estas y estos especialistas
deben comunicar sus hallazgos al público y 79 por ciento apoya su participación
activa en la formulación de políticas informadas en evidencia. Aunque las
opiniones varían según el país, en general existe un fuerte apoyo hacia la
integración de la ciencia en los debates sociales y políticos.
Si bien
la confianza en la ciencia es alta, existe una percepción de que las y los
científicos deben ser más receptivos a la retroalimentación externa. Cuatro de
cada 10 personas encuestadas opinan que dichos profesionales no prestan
suficiente atención a las opiniones ajenas, lo que podría generar desconfianza
en algunos sectores. Por ello, se recomienda que sean más transparentes y abran
espacios de diálogo con la sociedad para fortalecer la confianza.
Como
señala Alma Cristal Hernández Mondragón; “La ciencia debería
desempeñar un papel fundamental en la toma de decisiones informadas en
evidencia. La confianza que la sociedad deposita en las y los científicos
facilitaría que quienes son responsables de la toma de decisiones se guíen por
la información más confiable, especialmente en momentos de crisis".
Este
estudio resalta que, a pesar de las críticas y desafíos que enfrenta la
comunidad científica, la confianza pública sigue siendo un pilar fundamental en
la relación entre la ciencia y la sociedad. Se sugiere que, para continuar
siendo confiables, las y los científicos deben trabajar en la transparencia, la
comunicación efectiva y la inclusión de la voz pública en sus investigaciones.
De esta manera, la comunidad científica podrá seguir desempeñando un papel
crucial en la sociedad y en la formulación de políticas informadas en evidencia
científica.