* Un alto porcentaje de los casos, los pacientes son diagnosticados en etapas avanzadas de la enfermedad, cuando ya hay metástasis y no es susceptible de operación, con muy pocas alternativas de tratamiento”.
Redacción RD:
CDMX 09 enero 2020.-
El cáncer de páncreas en México tiene una incidencia de 4,274
casos con una mortalidad de 4,133
casos, de acuerdo con datos de la Agencia Internacional para la
Investigación sobre el Cáncer (IARC) a marzo de 2014. Estas cifras colocan al
cáncer de páncreas como la sexta causa de muerte en hombres y la séptima en
mujeres hoy en día.
En
Estados Unidos el cáncer de páncreas representa alrededor del 3 por ciento de
todos los cánceres y es responsable de aproximadamente el 7% de todas las
muertes por cáncer. Es más frecuente en los hombres, con un riesgo de 1 en 63,
mientras que en las mujeres, el riesgo es de 1 en 65.
Cabe
señalar que el cáncer de páncreas es el noveno cáncer más diagnosticado en
mujeres y el onceavo en hombres, su índice de mortalidad es muy alto, con una
tasa de supervivencia de sólo 9 por ciento a los cinco años.
El
cáncer de páncreas es una enfermedad en la que se forman células cancerosas en
los tejidos del páncreas, y lamentablemente, “en un alto porcentaje de los
casos, los pacientes son diagnosticados en etapas avanzadas de la enfermedad,
cuando ya hay metástasis y no es susceptible de operación, con muy pocas
alternativas de tratamiento”, destacó el Dr. José Francisco Alexander Meza, especialista en Oncología Médica de
Guadalajara.
Señaló: “Este
tipo de cáncer puede causar tan sólo
síntomas imprecisos que pueden también indicar muchas otras enfermedades dentro
del abdomen o en el aparato digestivo. Los síntomas incluyen dolor
(generalmente abdominal o de espalda), pérdida de apetito, náuseas, cambios en
heces y diabetes”.
Entre
los factores
de riesgo que se pueden cambiar y que aumentan la posibilidad de
desarrollar cáncer de páncreas están el tabaquismo, tener sobrepeso, diabetes,
pancreatitis crónica y la exposición a ciertos químicos en el trabajo.
Hay lfactores
de riesgo que no se pueden cambiar, como son la edad, incidencia según el sexo,
raza (las personas de piel negra tienen más posibilidades que las personas con
piel blanca), antecedentes familiares, síndromes genéticos hereditarios y
pancreatitis crónica debido a cambio genético.
En
cuanto a los signos y síntomas del cáncer de páncreas está la ictericia,
que se manifiesta a través de la piel y los ojos que se tornan amarillentos; es
uno de los primeros síntomas en la mayoría de las personas con cáncer de
páncreas. Otros signos de ictericia son: orina oscura, heces pálidas o grasosas y
comezón de la piel. También se presentan dolor de espalda o abdomen,
pérdida de peso y falta de apetito, náuseas y vómitos y agrandamiento de la
vesícula biliar o del hígado.
El Dr. José Francisco Alexander Meza, egresado
de la Universidad Autónoma de Guadalajara como Médico Cirujano y oncólogo
certificado por el Consejo Mexicano de Oncología, explicó: “El cáncer de
páncreas es difícil de detectar y diagnosticar en fases tempranas.
Una vez
diagnosticado, se puede controlar sólo si se detecta antes de su diseminación,
cuando se puede extirpar completamente por medio de una operación. “Si el
cáncer se diseminó, la terapia paliativa puede mejorar la calidad de vida del
paciente al controlar los síntomas y las complicaciones de la enfermedad”.
Ejemplo
de ello es la extirpación quirúrgica, la cual es posible en tan solo un 20 por
ciento de los pacientes con adenocarcicoma, el tipo más común de cáncer de
páncreas. En algunos casos, con quimioterapia antes de la cirugía, este
porcentaje puede aumentar.
Entre
las mejores opciones de tratamiento se dispone de un medicamento nanotecnológico
como es Abraxus, para suspensión inyectable (paclixatel unido a albúmina en
una formulación de nanopartículas), que, junto con Gemcitabina, mejora la
supervivencia global y representa un nuevo estándar de tratamiento en cáncer de
páncreas metastásico.
Señaló
por último que existen áreas de investigación en cáncer de páncreas que están
en la búsqueda de biomarcadores para la detección temprana a través de registros
de pacientes con antecedentes de esta enfermedad, el desarrollo de medicinas
que atacan mutaciones genéticas específicas, la comprensión de cómo el
microambiente del tumor altera a la administración de medicamentos y la
utilización del sistema inmunológico para el tratamiento y la inmunoterapia, concluyó
el especialista.