* Generan más de 130 MMP frente a un costo de 555 MMP por los daños que provoca su consumo. Los ingresos por IEPS a tabaco, alcohol, comida chatarra y bebidas azucaradas van a un hoyo negro y no se destinan a su objetivo.
Redacción RD:
CDMX 24 julio 2018.- En conferencia de prensa Alejandro
Calvillo; Director de El Poder
del Consumidor (EPC); Erick Antonio
Ochoa; Director de Políticas Públicas en Salud de la Fundación
InterAmericana del Corazón México (FIC México); y Francis Zaballa; Directora de Acción Contra el Alcoholismo A.C., declararon
que los impuestos especiales (IEPS) a alcohol, tabaco, comida chatarra y bebidas azucaradas generan más
de 130,000 millones de pesos (mdp), los cuales deberían ser considerados por
representantes del nuevo gobierno para prevenir las enfermedades que provoca el
alcoholismo, el tabaquismo y la obesidad, que son la principal causa de
enfermedad y muerte, del colapso del sistema de salud, el principal reto de la
próxima administración.
Alejandro Calvillo, señaló: “Los costos de atención
de las enfermedades causadas por tabaquismo,
exceso de alcohol y la obesidad, así como el ausentismo y muerte prematura
que esta última provoca, se han estimado en $555,794 mdp al año, de
acuerdo a diversas fuentes, principalmente la Unidad de Análisis Económico de
la Secretaría de Salud, así como del Centro de Estudios de las Finanzas
Públicas (ver gráfica anexa). Los IEPS se han establecido como un mecanismo
para compensar las externalidades, los daños, que genera el consumo de estos
productos, sin embargo, estos recursos no se han destinado a la prevención ni a
la atención de estos daños”.
Las
grandes corporaciones del tabaco, el
alcohol y la chatarra han capturado a las instituciones gubernamentales logrando
bloquear las regulaciones que recomienda la Organización Mundial de la Salud para reducir el consumo
de estos productos, provocando que estos daños tiendan a agudizarse. Las
proyecciones son catastróficas, como los costos del sobrepeso y la obesidad
se estima se incrementarán a 272,000 millones de pesos para el año 2023, cuatro
veces más que en 2008. Se requiere urgentemente reducir el consumo de estos
productos con regulaciones efectivas que comprendan la publicidad, la venta, el
etiquetado, la vigilancia de estas regulaciones, el fortalecimiento de
impuestos y etiquetar estos recursos para la prevención y mejora de condiciones
en las poblaciones más vulnerables.
Fiorella Espinosa; investigadora en salud alimentaria en El Poder del Consumidor
mencionó “para reducir el consumo de comida chatarra y bebidas azucaradas, las
cuales son la causa principal de las epidemias de obesidad y diabetes, es
necesario establecer una Ley General contra el Sobrepeso y la Obesidad que de
manera efectiva erradique la publicidad de estos productos dirigida a la
infancia de estos productos, establezca un etiquetado frontal de advertencia en
los productos no saludables, aumente el impuesto a bebidas azucaradas a 20%
según las recomendaciones de la OMS y destine estos recursos del IEPS a
campañas de orientación alimentaria directas, establezca bebederos en escuelas
y espacios públicos y obligue a vigilar el cumplimiento de lineamientos en escuelas.
Los recursos se deben enfocar en las poblaciones más vulnerables”.
Por su
parte, Erick Antonio Ochoa, habló sobre la necesidad de establecer
políticas públicas para el control del tabaco que cumplan con el Convenio Marco
para el Control del Tabaco (CMCT) “En México es necesario reformar la Ley
General para el Control del tabaco y aumentar los impuestos a tabaco según las
recomendaciones del CMCT; eliminar las excepciones de la publicidad y promoción
de los productos de tabaco, aumentar los pictogramas de las cajetillas a un
50%, establecer licencias municipales para el control en puntos de venta. Para
disminuir la prevalencia del tabaquismo, el nuevo gobierno debe priorizar estas
políticas públicas”.
Sobre
las políticas fiscales para el alcohol, Francis Zaballa. dijo: “Sugerimos al
nuevo gobierno que parte del dinero recaudado por los impuestos a las bebidas
alcohólicas, se utilice para diseñar e implementar, de la mano de la academia,
según datos basados en evidencia científica, un Programa Nacional de Prevención
de Consumo de Alcohol; así como campañas de NO
consumo entre los jóvenes, tenemos el caso de Islandia, un caso exitoso,
gran ejemplo. Del mismo modo, solicitamos la prohibición de la publicidad de
bebidas alcohólicas (con sus variantes) en medios de comunicación, centros
deportivos y escuelas, donde conviven los niños y jóvenes. Solicitamos también
que existan etiquetados claros de advertencia sobre el daño que genera el
consumo de alcohol, regulación en su venta estableciendo como edad mínima los
21 años, así como el aumento de impuestos de acuerdo a las recomendaciones
internacionales”.
De no
actuarse de forma preventiva frente a estos condicionantes comerciales de las
Enfermedades No Transmisibles (ENT), los costos por enfermedad y muerte
seguirán escalando. La implementación de las medidas recomendadas por la
Organización Mundial de la Salud en estos tres ámbitos tiene bajos costos
mientras que los beneficios obtenidos son considerables. Recientemente este
organismo internacional anunció que, por cada dólar invertido en este conjunto
de medidas, se obtendrá un retorno de al menos $7 dólares por persona para 2030
en países de ingreso bajo y mediano bajo. Esto permitiría además salvar 8.2
millones de vidas en estos países para el mismo año.
Durante
la conferencia también se habló de la necesidad de garantizar en todo el ciclo
de la política pública contra el tabaquismo, el alcoholismo, el sobrepeso y la
obesidad, no participe la industria y que los involucrados en su diseño,
monitoreo y evaluación estén libres de conflicto de interés y que las
comisiones de salud de las cámaras de diputados y senadores prueben que sus
integrantes estén libres de conflicto de interés.