* Identificar a tiempo los síntomas permite a los médicos actuar con rapidez para deshacer el coágulo en el cerebro mediante un tratamiento trombolítico, lo que reduce la discapacidad y la muerte prematura del paciente.
Sección a cargo de G. Adolfo Ruiz J:
CDMX 27 octubre 2017.
- Para una persona que sufre un infarto cerebral (embolia), el
tiempo que transcurre entre la aparición de los primeros síntomas hasta el momento en que recibe el medicamento
adecuado por parte de los servicios médicos es vital. Por desgracia el
desconocimiento de la enfermedad puede provocar que el paciente sea atendido
cuando ya es demasiado tarde y, en consecuencia, el daño neuronal es
irreversible.
El Dr.
Daniel López Tapia, Presidente de
la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencias, en México la Enfermedad
Vascular Cerebral (EVC), señaló: “La
EVC constituye la cuarta causa de muerte y es la segunda causa de demencia en
adultos solo después del Alzheimer.
Se trata de un padecimiento neurológico que va en en aumento
debido al envejecimiento de la población y a factores de riesgo como
diabetes, tabaquismo, sobrepeso y obesidad, colesterol elevado e hipertensión
arterial; México tiene una incidencia de 230 casos por cada 100,000
habitantes. “En nuestro país esta enfermedad precisa de un tratamiento
proporcionado por equipos de atención especializada en el área de Urgencias de
hospitales públicos y privados”.
Añadió: “Los infartos cerebrales se asocian con secuelas
graves y permanentes, pues afectan el movimiento (parálisis), la memoria, la
comunicación, las emociones y la calidad de vida de quienes los sufren.
Aproximadamente, la mitad de quienes sobreviven a esta condición quedan con un
mayor o menor grado de incapacidad funcional y un tercio de ellos precisa ayuda
de cuidadores para realizar sus actividades básicas, lo que genera a la familia
gastos superiores a los 630,000 pesos anuales, apuntó el también médico
urgenciólogo a propósito del “Día Mundial de la Enfermedad Vascular
Cerebral” se conmemoró 29 de
octubre.
Un evento cerebrovascular puede ser isquémico (agudo o transitorio) si se produce por el bloqueo de una
arteria del flujo que lleva sangre al cerebro debido a un trombo o coágulo; o
bien, hemorrágico, cuando se rompe un vaso sanguíneo. “Aunque ambos son una
emergencia médica, el 80% de los casos son por infarto cerebral isquémico cuyos
síntomas se pueden resolver con mejor pronóstico de recuperación, mientras que
el hemorrágico requiere de complicadas intervenciones quirúrgicas y la
rehabilitación es más lenta e impredecible”.
Se tiene una ventana de aproximadamente 4 horas y media
desde que ocurre un evento de este tipo hasta que se llega a los servicios de
urgencias, es fundamental acortar aún más el tiempo de espera en recibir
atención neurológica, de esta manera habrá mayor posibilidad de deshacer el
trombo y restablecer la circulación de la arteria ocluida con el activador
tisular del plasminógeno (rt-PA) alteplasa, la única terapia
farmacológica indicada para el tratamiento inmediato del Evento Vascular
Cerebral isquémico agudo en el mundo.
En ese sentido, hizo hincapié en que el infarto cerebral
isquémico agudo debe ser considerado como un problema de salud de orden
prioritario, y que es esencial continuar fomentando políticas públicas que
permitan la optimización de la infraestructura hospitalaria, la capacitación
del equipo médico involucrado tanto para el diagnóstico como para el
tratamiento y, sobre todo, mayor acceso a la terapia de reperfusión.
Además de realizar campañas informativas de alta recordación
que permitan identificar los signos y síntomas de un infarto
cerebral para actuar de manera rápida llamado a una ambulancia o trasladando al
afectado a una institución con protocolos de atención para EVC, este tipo de
estrategias también deben estar ligadas en todo el país al número único de emergencias
911 con operadores capacitados que puedan dar seguimiento indicando,
incluso, a qué hospital con tomógrafo en funcionamiento, equipo
multidisciplinario para atender la emergencia y el medicamento.
Asimismo comentó: “La EVC es una alteración neurológica que
puede aparecer de forma repentina, con o sin dolor y que, en su experiencia, se
manifiesta mediante tres principales síntomas y por los cuales se tiene que
acudir de inmediato a un hospital: Cara (debilidad en la mitad del rostro),
Mano (pérdida de la capacidad para levantar el brazo o la mano) y Lenguaje
(imposibilidad de pronunciar palabras).
El experto mencionó, un infarto cerebral es más común a
partir de la cuarta década de la vida y su frecuencia se incrementa
significativamente después de los 60 años de edad, por lo que este 29 de
octubre, fecha en que se conmemora el Día Mundial del EVC, hizo un llamado al
gobierno, comunidad médica, industria farmacéutica y sociedad civil para no
sólo crear un Código Cerebro que posibilite la detección oportuna, sino
también para que se diseñen políticas públicas que permeen en su adecuado
manejo.
Para finalizar acotó: “Urge la activa participación de
sociedades científicas e instituciones académicas para generar propuestas,
dirección y coordinación de los esfuerzos colectivos entre el estado y todos
los actores clave, a fin de mejorar la calidad de la atención médica, además de
que la población esté informada sobre el impacto de la EVC con el propósito de
disminuir la mortalidad asociada, las secuelas que originan y las afectaciones
en la calidad de vida”, concluyó; el Presidente
de la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencias.