* Además exigen el destino de los recursos recaudados a la prevención. Proponen aumentar impuesto a $2 pesos por litro y revisar el destino de los recursos recaudados mediante una auditoría federal.
REDACCIÓN:
CDMX 20 de julio
2016.- En seguimiento a la propuesta de aumentar el impuesto especial a los
refrescos y bebidas azucaradas de $1 peso a $2 pesos por litro,
diversos senadores presentaron un punto de acuerdo para solicitar a la
Auditoria Superior de la Federación, realizar una investigación del destino y
ejercicio de los recursos recaudados por este impuesto desde su implementación.
Los promoventes de este punto de acuerdo son los Senadores Armando Ríos Piter, Zoé
Robledo Aburto y Mario Delgado Carrillo, apoyados de diversas
organizaciones de la sociedad civil integradas en la Alianza por la Salud
Alimentaria y la Coalición ContraPESO.
Este nuevo acto legislativo acompaña la iniciativa
introducida el pasado 13 de julio en el Senado de la República que argumenta la
necesidad de aumentar el impuesto a los refrescos y las bebidas azucaradas dada
su efectividad en disminución el consumo. Dicha iniciativa señala que, de
acuerdo con estudios del Instituto Nacional de Salud Pública, en 2014 se
observó una disminución en 6% de las compras de bebidas con impuesto, así como
un aumento en 4% en el agua potable. Asimismo, una estimación preliminar del
INSP llega a la conclusión de que en 2015 se redujo el consumo en 8% en
relación al consumo previo al impuesto.
Durante la presentación de la iniciativa para aumentar el
impuesto, los senadores señalaron que si bien el impuesto ha sido efectivo en
disminución del consumo de bebidas que no son saludables y que incluso causan
muertes en el país (24,100 muertes prematuras cada año), falta fortalecerlo no
sólo a través de su aumento, conforme a las recomendaciones internacionales,
sino también con la transparencia y destino social de los recursos recaudados.
Es en este sentido, que presentan un punto de acuerdo para solicitar al
gobierno federal una mayor transparencia en el uso de dichos recursos.
Los promoventes recuerdan que desde que se aprobó el actual
impuesto a las bebidas azucaradas de $1 peso por litro, las leyes de Ingresos
de los años 2014, 2015 y 2016 incluyeron un Sexto Transitorio que especifica
que los recursos recaudados por el gravamen deberán “destinarse a programas de
promoción, prevención, detección, tratamiento, control y combate a la
desnutrición, sobrepeso, obesidad y enfermedades crónico degenerativas
relativas, así como para apoyar el incremento en la cobertura de los servicios
de agua potable en localidades rurales, y proveer bebederos con suministro
continúo de agua potable en inmuebles escolares públicos con mayor rezago
educativo, de conformidad con los artículos 7 y 11 de la Ley General de la
Infraestructura Física Educativa”, situación que a la fecha dista de ser
cercano a la realidad.
“A la fecha, el impuesto ha recaudado más de $50 mil
millones de pesos, de los cuales menos del 10% se ven reflejados en los
presupuestos de los últimos tres años. En este sentido, es necesario dar más
claridad al destino de los recursos obtenidos, e incentivar a la Secretaría de
Hacienda a dirigirlos para el objetivo social por el cual fue impulsado el
impuesto: la prevención de la obesidad”, señaló Luis Manuel Encarnación,
Coordinador de la Coalición ContraPESO.
Por su parte, Alejandro Calvillo de la Alianza por la
Salud Alimentaria declaró: “El presidente Peña al presentar la
Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad
y la Diabetes (31 de octubre de 2013) señaló: “Para potenciar el efecto
favorable de esta reforma es de esperar que los señores Diputados también
aprueben dentro del presupuesto una partida sustancial de la recaudación de
estos impuestos al gasto en salud, a programas de prevención del sobrepeso y la
obesidad, así como a medidas para incrementar el acceso a agua potable en
centros escolares”, ya lo dijo el Presidente y lo han establecido los
legisladores; ahora los recursos deben ser dirigidos a la prevención y la
atención en materia de salud”.
Los legisladores y las organizaciones enfatizan que ya hay
ejemplos a nivel internacional de propuesta de impuestos basados en la
necesidad no sólo de desincentivar el consumo de las bebidas azucaradas, al
estar relacionadas con la obesidad y enfermedades crónicas como la diabetes,
sino también de fortalecer la capacidad financiera para aumentar los
presupuestos de prevención mediante programas sociales de salud y educación
nutricional. Tal es el caso reciente del Reino Unido y de la ciudad de
Filadelfia en los Estados Unidos, dónde los recursos recaudados se destinarán
para programas escolares y similares.
Actualmente, la Comisión de Salud del Senado de la República
tienen bajo dictaminación una iniciativa presentada en septiembre de 2015 la
cual propone crear un Fondo en forma de fideicomiso para que los recursos del
impuesto a las bebidas azucaradas se destine exclusivamente a la prevención de
la obesidad y las enfermedades asociadas, incluyendo medidas para garantizar el
acceso al agua potable, conforme a las más recientes recomendaciones
internacionales de políticas efectivas de prevención.