* Sintetizan sustancias obtenidas de un filo de pequeños animales conocidos como briozoos que inhiben colinesterasas.
REDACCIÓN:
Los
esfuerzos científicos por descubrir nuevos compuestos útiles en terapias contra
el Alzheimer han llevado a los investigadores a buscar alternativas en
distintos ambientes, incluso en el mar. Tal es el caso de los briozoos, un filo
de animales marinos con apariencia de musgo que producen compuestos conocidos
como frustraminas, sustancias que inhiben enzimas reguladoras del sistema
colinérgico, que a su vez se relacionan con procesos de memoria y aprendizaje.
Por
ello, investigadores del Departamento de Química del Centro de Investigación y
de Estudios Avanzados (Cinvestav) han desarrollado métodos de síntesis para
esta familia de frustraminas, a fin de llevar a cabo estudios biológicos
detallados sin afectar el equilibrio ecológico de ecosistemas frágiles, como es
el hábitat de los briozoos.
De
acuerdo con Martha Sonia Morales Ríos, responsable de la investigación en
el Departamento de Química del Cinvestav, durante el proceso de degeneración
neurofibrilar que caracteriza a la enfermedad de Alzheimer se produce una
disminución notable en los niveles de neurotransmisores colinérgicos, lo que se
ha relacionado con pérdida de neuronas colinérgicas en regiones del cerebro
implicadas en los procesos de memoria y aprendizaje.
Por
ello, hasta ahora los únicos tratamientos farmacológicos que actualmente se
administran para la mejora cognitiva de los pacientes son los llamados fármacos
colinérgicos. De allí la importancia de sintetizar las frustraminas en el
laboratorio.
“Al
contar con pocos gramos de las flustraminas puras, que representan varias
toneladas del organismo marino (briozoos), está en la posibilidad de continuar
realizando estudios biológicos detallados, con la posibilidad de ampliar las
investigaciones a otros posibles blancos terapéuticos en el tratamiento de la
enfermedad de Alzheimer”, apuntó Morales Ríos.
Los
fármacos colinérgicos retrasan la evolución de los
síntomas de la enfermedad de Alzheimer, pero no actúan sobre las lesiones
cerebrales que siguen su evolución. Por ello, los científicos confían en
encontrar nuevas líneas terapéuticas orientadas a limpiar los depósitos de
proteína beta-amiloide que se acumulan en el cerebro de los pacientes con
Alzheimer, desarrollando una nueva serie de fármacos conocidos como los
inhibidores de beta-sacretasa.
“Ese es
el efecto que buscamos que tengan las frustraminas obtenidas por síntesis
química o la de sus análogos, por lo que continuamos realizando estudios
biológicos, en colaboración con el Departamento de Farmacología del Cinvestav.
Los resultados de esta investigación son sin duda de interés para la industria
farmacéutica,” comentó la investigadora.
De
hecho, Morales Ríos ha sido merecedora a diversos reconocimientos por parte del
sector académico y de la industria farmacéutica por sus estudios en torno a las
sustancias obtenidas de especies marinas, como es el caso de los premios
Canifarma, en 2008, y el de Investigación Médica “Dr. Jorge Rosenkranz”, en
2009.
El
último de ellos fue el Premio de la Academia Iberoamericana de Farmacia 2014,
otorgado por su trayectoria de más de tres décadas en la investigación y aporte
a la formación de recursos humanos en el área farmacéutica. El reconocimiento,
que consta de 3 mil euros, fue entregado el pasado 27 de enero en la
Universidad de Sevilla, España.