* El cáncer de tiroides es más común en las mujeres que en los hombres, con un diagnóstico de hasta tres veces más frecuente en ellas. La edad media del diagnóstico es de 45 años.
Sección cargo de G. Adolfo Ruiz:
La tiroides,
es una glándula en forma de mariposa que está ubicada en la base del cuello,
produce, almacena, y libera hormonas tiroideas (T3 y T4), las cuales influyen
en casi todas las células de su cuerpo y ayudan a regular su metabolismo.
También
se “enferma”,
ya que cuando se altera provoca hipertiroidismo o hipotiroidismo que afecta el
metabolismo de las personas, también puede formarse un nódulo tiroideo siendo
una de las principales causas de cáncer de tiroides, pero se presenta un caso
por cada diez personas, lo que significa que la mayor parte de los nódulos son
benignos; sin embargo, es necesario hacer un análisis para descartar la
presencia de esta neoplasia.
Una de
las formas más comunes de conocer si un nódulo es canceroso, es mediante una
punción aspirativa, que consiste en insertar una aguja muy fina en el nódulo
para obtener una muestra que se analizará en el microscopio y complementado con
algunos análisis de sangre en donde se mide el nivel de la hormona tiroidea en
el organismo.
Si se
detecta cáncer de tiroides, el tratamiento inicial consiste en la extirpación
quirúrgica de la glándula tiroides (tiroidectomía) y en la ablación
(eliminación) de los remanentes con yodo radioactivo; posteriormente, se
requiere un control a largo plazo y revisiones periódicas.
Sin
embargo, durante estos periodos de evaluación, los pacientes deben suspender la
terapia tiroidea, lo cual ocasiona hipotiroidismo agudo (deficiencia de
hormonas tiroideas), el cual ocasiona trastornos cardiovasculares como
hipertensión arterial e insuficiencia cardiaca.
Para
evitar el desarrollo de estos padecimientos, se requieren tratamientos que
contienen hormonas estimulantes de tiroides (TSH). Por lo tanto, el uso de esta
hormona será benéfico y mejorará notablemente la calidad de vida del paciente.
Causas: Los científicos no pueden
determinar con exactitud la causa del cáncer de tiroides, aunque puede
presentarse en cualquier persona, existen algunos factores de alto riesgo que
han sido vinculados a la enfermedad: Antecedentes familiares, exposición a
radiaciones de una radioterapia en cabeza, cuello, o tórax durante la niñez.,
entre los más importantes.
Diagnóstico: que se encuentre en un nódulo
tiroideo (abultamiento que se puede notar en la base de la garganta). Aunque
son muy comunes, solo el 5% son
malignos. La confirmación es por una punción aspirativa con aguja fina que se
inserta directamente en el nódulo para sacar una muestra. El material se
analiza bajo el microscopio. El procedimiento es rápido, seguro y no causa mucho
malestar. Existen cuatro tipos principales de cáncer de tiroides: Papilar.
Folicular. (El 90%) Medular y Anaplásico
Tratamientos: Una vez diagnosticado, el primer
paso es una cirugía para extirpar la glándula tiroides (tiroidectomía).
Seguimiento: El cáncer de tiroides puede
reaparecer o diseminarse a otras partes del cuerpo, aún muchos años después de
la tiroidectomía
(extirpar de la glándula), Por lo que es importante el control a largo
plazo. Existen tres pruebas principales que se pueden poner en marcha para determinar
si después de los tratamientos existen algunas células cancerígenas: la prueba
de tiroglubina (Tg), el ultrasonido y la gammagrafía de cuerpo entero.
La
ablación (quitar) del remanente reduce el riesgo de recurrencia y diseminación
del cáncer, a la vez que facilita pruebas de imagen futuras, el médico especialista
es el encargado de brindar el diagnóstico y tratamiento de este padecimiento.