* Desarrollan en el Cinvestav Monterrey programa de profesionalización de profesores en ciencias para motivar a estudiantes a descubrir la importancia de ésta.
Redacción:
En un mundo en que los desarrollos tecnológicos están en casi todas las actividades de la vida cotidiana, aprender ciencia se vuelve tan importante como saber leer o sumar, por lo que científicos del Cinvestav Unidad Monterrey desarrollan un programa de formación docente en ciencias, que rompa con la rutina del aula escolar mediante el aprendizaje y ejecución de experimentos científicos por parte de los profesores.
Para María Teresa Guerra Ramos, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados Unidad Monterrey, la profesionalización de la enseñanza científica es clave, porque la ciencia es una parte imprescindible de la cultura y formación de todos los niños y jóvenes, pues estamos inmersos en un mundo en el que interactuamos constantemente con las ideas y productos de la ciencia.
De acuerdo con Guerra Ramos, desarrollar nuevas estrategias de enseñanza en colaboración con los profesores contribuiría a superar algunos problemas escolares que se han observado: maestros atrapados en la rutina del aula y desmotivados ante la apatía de alumnos poco participativos.
La investigadora señaló que el proyecto de desarrollo profesional, que por el momento se realiza con docentes de primaria y secundaria, busca crear un nuevo modelo de formación en estrategias de enseñanza relacionadas con el aula, un espacio concreto y real; esto lo hace más eficiente a diferencia de algunos cursos de actualización de profesores, que son muy teóricos y que muchas veces no tienen relación con su práctica.
Los profesores participan en un laboratorio de educación en ciencias, en el cual tenemos materiales básicos como instrumentos de medición que se usan en laboratorios escolares, para que los profesores entiendan y realicen los experimentos que nosotros proponemos. Una vez que se sienten seguros de hacerlos, ellos pueden proponer otros experimentos similares y después replicarlos en sus escuelas, así pueden motivar a los estudiantes a que asimilen más y mejor la ciencia, declaró Guerra Ramos.
Elegimos experimentos que sean realizables, que usen materiales cotidianos que encontramos en la cocina de una casa y que no son caros o sofisticados. Una vez que ellos incorporan esas prácticas en sus escuelas les damos seguimiento, los acompañamos en el aula y observamos algunas de sus clases, posteriormente los entrevistamos a ellos y a sus estudiantes para saber cómo se están sintiendo al hacer los experimentos.
Las prácticas son tan simples como poner a flotar objetos de diferentes densidades, tipos o colores tamaños y hacer predicciones de cuáles se van a hundir y cuáles no. Iniciamos desde ejercicios muy simples hasta llegar a ideas mas complejas que tienen que ver con conceptos científicos, detalló la investigadora del Cinvestav.
La experta en psicología educativa y enseñanza de las ciencias inició este proyecto desde hace dos años con profesores de diversas escuelas de Apodaca, Nuevo León. Lo primero que hizo fue diagnosticar la situación, entender la problemática y necesidades de los profesores, y posteriormente, ofrecer alternativas de formación profesional. La idea es cambiar de la clase expositiva, plana y sin variaciones a algo más interactivo, destacó.
Hasta el momento han participado 15 maestros de cuatro escuelas que atienden a un promedio de 40 alumnos cada uno. Dichos docentes tendrán un seguimiento y acudirán cada año a un taller con duración de tres a cinco horas, durante una semana.
Para el Cinvestav es importante sembrar esa semilla de entusiasmo en profesores y alumnos, para que ya no haya gente que piense que la ciencia es aburrida. Por ejemplo, si todos entendemos cosas elementales como la existencia de los microrganismos los cuales intervienen en la transmisión de enfermedades, nos ayudaría a estar más atentos de las medidas de prevención e higiene. A fin de cuentas la ciencia nos hace más conscientes de nuestra realidad y más responsables como ciudadanos, concluyó la experta.