* Las radiaciones alcanzaron los 1,000 miliSieverts por hora, cuando lo permitido en Europa es 20 mSv para una persona común y 400 mSv para quienes trabajan con radiación, en un año.
(Redacción).
La radiación emitida en la planta de energía nuclear Fukushima, luego del terremoto y tsunami que azotó Japón el pasado 11 de marzo, ha superado hasta 50 veces el nivel permitido por los estándares de seguridad europeos para una persona común.
Las radiaciones han rebasado los 400 miliSieverts (unidad en que se mide la cantidad de radiación que reciben las personas), y aunque actualmente oscila entre 600 y 800 miliSieverts, el miércoles 16 llegó a registrar niveles de hasta 1,000 mSv por hora, de acuerdo con informes de autoridades japonesas. Lo que equivaldría a realizarse 25,000 estudios de rayos X del pecho o más de 3,300 mamografías.
Gerardo Herrera Corral; investigador del Departamento de Física del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), señaló que más que la cantidad de radiación lo importante es el tiempo de exposición. “Ya que se puede estar expuesto a una mínima radiación, por ejemplo de 0.2 mSv en una radiografía que dura 3 segundos, pero si el tiempo se duplica a 6 segundos, la cantidad de radiación sería del doble (0.4 mSv)”.
En México, la norma permite una exposición de 50 mSv al año, para una persona común y 500 mSv para quienes trabajan con fuentes de radiación (hospitales, plantas nucleares, experimentos científicos). En Europa es de 20 mSv y 400 mSv, respectivamente, señaló Herrera Corral.
Aunque existe diferencia en los estándares, lo cierto es que arriba de los 200 mSv de exposición, las personas no presentan sintomatología clínica ni se han medido las consecuencias en la salud aunque si se puede observar una disminución en el conteo de glóbulos rojos y de espermatozoides, acotó el investigador del Cinvestav.
Por su parte, Luis Manuel Montaño Zetina; también científico del Departamento de Física del Cinvestav, comentó, que aunque a diario, todos los seres vivos estamos expuestos a radiaciones que nos llegan en los rayos cósmicos, en los rayos ultravioleta o de los mismos elementos que componen la tierra, como el radón, uranio, cadmio, cesio o cobalto, esta exposición no representa un grave daño en las personas.
El también experto en física médica del Cinvestav detalló cómo la radiación daña el organismo cuando se somete a una sobre-exposición: las radiaciones son energía que en algunos casos ioniza, es decir, penetra en los átomos que componen el Ácido Desoxirribonucleico (ADN) de una célula, arrancando sus electrones y dejando a estos átomos ionizados. Al alterar sus propiedades, las células se descompensan y ya no funcionan adecuadamente.
Cuando la radiación penetra en el ADN de las células, afecta el proceso de la mitosis, por lo que en lugar de dividirse en dos, se multiplica en cuatro o más y así sucesivamente, provocando un crecimiento incontrolado de las células, eso es lo que conocemos como cáncer, destacó Montaño Zetina. En cuanto a los síntomas que se pueden presentar después de exponerse a una radiación de gran nivel, el experto en física de altas energías, refirió que van desde quemaduras en la piel hasta problemas de fiebre, tos y falta de respiración.
El investigador del Cinvestav señaló que existen tres tipos de radiaciones, las Alfa (núcleos de helio formados por dos neutrones y dos protones), pero ésta es muy fácil de frenar, incluso con una hoja de papel, como puede ser las que emite el sol; las Beta (formada de electrones positivos y negativos) son más difíciles de contener, pero con el aire no van más allá de 15 cms, es el caso de las radiaciones cósmicas: y las Gama, que contienen mucha carga energética y son más difíciles de frenar, como el caso de la radiación nuclear.
De acuerdo con datos sobre equivalencias en cuanto a medición de emisiones, un rayo X del pecho equivale a 0,04 mSv; una mamografía 0,30 mSv. Una persona recibe de fuentes naturales de 2.2 a 2.5 mSv en un año. De éstos, la mitad provienen del “radón” que se localiza en la corteza terrestre y 10 % de la radiación natural que recibimos es cósmica.
El lugar donde nos encontremos también influye, ya que en la ciudad de México, está más expuesto a la radiación cósmica, que por ejemplo en Veracruz, debido a la diferencia en altura.