Sección: AVANCES MÉDICOS


LA FARMACOVIGILANCIA EN MÉXICO, REQUIERE COLABORACIÓN CONJUNTA.

* La falta de calidad en los reportes, la desinformación y el poco interés en notificar, son los principales retos a vencer. •Una reacción adversa puede representar para el paciente o la institución, hasta $18,000 pesos y prolongar la estadía del paciente hasta cuatro días.

Por G. Adolfo Ruiz:

México D.F. Noviembre de 2013. Generalmente cundo se ingiere un medicamento para algún padecimiento, el organismo puede reaccionar de manera espontánea con algunos síntomas como, cefalea, nauseas, erupciones cutáneas, diarrea, estreñimiento entre las más comunes, otras son más severas y pueden incluir choque anafiláctico, que requiere tratamiento de emergencia.

Ante esto la Dra. Alejandra Rosete Reyes; Jefa de Operaciones y Administración Estratégica del Centro de Investigación Farmacológica y Biotecnológica (CIFBIOTEC) de Médica Sur, explicó: “La Farmacovigilancia (FV), en nuestro país requiere de una colaboración multidisciplinaria entre la autoridad sanitaria, los profesionales de la salud, los sistemas de salud, las instituciones académicas, industria farmacéutica y sobre todo los usuarios de medicamentos, para la aplicación inmediata de decisiones dirigidas a la seguridad del paciente y la mejora de la atención médica”

Las Reacciones Adversas a Medicamentos (RAM), principal objeto de estudio de la farmacovigilancia, se definen como la respuesta a un medicamento nociva y no intencionada, que ocurre a las dosis normalmente utilizadas en el hombre para la profilaxis, diagnóstico o tratamiento de una enfermedad, o para la modificación de una función fisiológica.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), define a la FV, como la ciencia y las actividades relativas a la detección, evaluación, comprensión y prevención de los efectos adversos de los medicamentos o cualquier otro problema de salud relacionado con ellos.

En México, está en desarrollo y obligatoria desde 2005, para clínicas y hospitales, esquema fortalecido por el Consejo de Salubridad General a través de los criterios de certificación de hospitales que señalan como funciones específicas: mantener/controlar el listado y uso de los medicamentos; vigilar los efectos secundarios de los medicamentos a nivel clínico, así como detectar y prevenir errores en la medicación.

En nuestro país datos del Centro Nacional de Farmacovigilancia del 2012, las tres reacciones más frecuentemente reportadas son: erupción cutánea con un 18%, náusea con 16% y prurito o comezón con un 13%.Los órganos o sistemas más afectados son: piel y anexos con un 23%, aparato digestivo con un 22% y malestares generales de todo el organismo con un 15%.Las RAM se clasifican de acuerdo a su intensidad y para el país se distribuyen en leves en el 63%, el 28%  moderadas, el 6% graves y el 3% letales.

En el 2012, el Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (INEGI) reportó una población de 112, 337,000 habitantes, con posibilidad de generar por lo menos 22,000 notificaciones, de eventos adversos por medicamentos cada año. Pero existe un sub-registro debido a la falta de  reportes nacionales y de notificación por parte de los pacientes y médicos.

Datos del 1999 al 2010, indican que nuestro país solo ha contribuido con cerca de 50,000 reportes al Programa Internacional de la Organización Mundial de la Salud, muy por debajo de los estándares internacionales que tienen un indicador mínimo 200 reportes útiles al año por cada millón de habitantes. México participa con menos del 1% de información a nivel global, uno de los países más poblados del mundo y ocupa el 2º  lugar en el mercado farmacéutico latinoamericano además con una población altamente propensa a prácticas de automedicación.

Información del Hospital Médica Sur, las RAM son reportadas en un 44% por médicos, 44% por farmacéuticos y un 12% por enfermeras, teniendo la oportunidad de promover la participación de los pacientes, minimizar el impacto de los medicamentos en los usuarios y garantizar su salud y seguridad.

La especialista enfatizó: “Es fundamental trabajar de manera articulada entre todos los actores relacionados con la FV, para sentar las bases de un sistema nacional que ayude a prevenir los riegos derivados del uso de medicamentos, desde los hospitales públicos o privados, y sumados a los esfuerzos de la autoridad y  participación de los pacientes, permitirán avanzar en beneficio de todos los pacientes”.

La falta de una cultura de reportes adversos puede significar desconocimiento de los daños a la salud y de importantes gastos al paciente y al sistema de salud. Información del HMS,  estima que los gastos de  la severidad y/o intensidad de los efectos adversos representan en  promedio $18,000  pesos por evento y prolongar la hospitalización del paciente en promedio cuatro días, concluyó la experta especialista, en el tema de farmacovigilancia.

 

 

 

 


Publicado: 11/11/2013