* “Ha sabido ponerse los pantalones: Ha llamado pan al pan y vino al vino en tiempos en que hacerlo era casi suicida”.
REDACCIÓN:
México,
D. F., a 15 de julio de 2013.- No podía ser menos. Son sus amigos. Así, Carlos
Bracho lo pintó de cuerpo entero en tres pinceladas, Ignacio
Trejo Fuentes resaltó sólo algunas de sus muchas virtudes, mientras
Perla Schwartz lo destacó con un poema. Fueron los amigos que homenajearon a René
Avilés Fabila este viernes en la Universidad Obrera de México, por sus 50
años como escritor.
“La risa ante todo. El humor. Las ganas de vivir. La espada y el dardo
hirientes. René ha sabido emplear y ejercer estas facultades inherentes a los
hombres sabios”, reveló Carlos Bracho, poeta, amigo del homenajeado desde sus
primeros años en el taller de Juan José Arreola.
Avilés Fabila fue “odiado” desde sus inicios en la literatura precisamente por
una de aquellas virtudes que pinceló Bracho: “Posee un carcaj de dardos
venenosos y flechas incendiarias (que utiliza en el periodismo y) nos alumbra
con la ira y el coraje de una raza no vencida”.
Pero también se le conoce por otras virtudes: “la risa es el síntoma del hombre
inteligente y astuto; el humor es propio de cerebros privilegiados y agrego que,
las ganas de vivir las tienen los que saben morir en la raya. La espada y el
dardo punzantes sólo los puede lanzar el hombre que vive la libertad a pleno
sol”.
Así recordó también viejas andanzas con quien en sus propias historias se
autonombró como “El Capitán Lujuria” o “El Águila Negra”.
Trejo
Fuentes, lo describió como un
hombre infatigable que, supone, duerme poco para poder cumplir con su larga
agenda de tareas como escritor de una columna dominguera en Excélsior, tres a
la semana en La Crónica de Hoy y una más para la revista Siempre!, además de su
cátedra cotidiana en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco y
la aún larga lista de proyectos literarios, así como su labor como promotor
cultural.
Pero como Bracho, a su maestro y amigo le reconoció que “René ha sabido ponerse
los pantalones: Ha llamado pan al pan y vino al vino en tiempos en que hacerlo
era casi suicida”, refiriéndose a su narrativa como fueron sus obras El Gran
Solitario de Palacio, tras los sucesos de 1968 y “Los Juegos” donde “descalzonó
a la clase cultural de México, a la mafia, lo que le valió toneladas de
enemistades, algunas de las cuales sobreviven”.
Pero no sólo eso. “Mediante el humor se ríe de lo que a otros nos haría llorar.
Prueba de ello es la novela titulada Réquiem para un Suicida, acaso una de sus
obras más dolorosas y punzantes. ¿Cómo puede hacerse escarnio de los pobres
tipos que se quitan la vida? Si bien el autor no lo hace de una forma directa,
propicia que los lectores se encarguen de hacerlo”.
Perla
Schwartz, regaló a Avilés Fabila
y a la audiencia con un poema: René el infatigable:
La pluma recorre el papel
una y otra vez transgrede el estatus virginal,
han transcurrido cinco décadas
y la pasión de René sigue intacta.
Narrador y maestro, promotor cultural,
y ante todo amigo de sus amigos,
un alfabeto de luz conduce su pluma,
la pantalla del ordenador es su extensión.
“Tantadel” y “Odette” no serán sigilosas,
en tanto que “El solitario de palacio” lo custodia
en la turbulencia de los tiempos…
Avilés
Fabila, agradeció la cita
conmovedora, porque fueron sus amigos entrañables como Perla, Ignacio y Carlos
quienes le rindieron el homenaje en la Biblioteca Vicente Lombardo Toledano de
la Universidad Obrera de México. “Para mí el lugar es particularmente
entrañable, debo haber estado aquí en 1963-64, vivían Lombardo, desde luego el
general (Lázaro) Cárdenas. Era un canalla mi padre, en lugar de llevarme a
Disneylandia me traía con los comunistas”.
“Me recuerda una época que no viví, pero que sí soñé… La foto data de 1936 y
por aquellos años se pensaba que podíamos llegar a poder transformar las cosas
radicalmente. Desgraciadamente no tenemos de pronto las grandes figuras
ideológicas que en el pasado nos ayudaron a superar obstáculos”, lamentó el escritor,
periodista, catedrático universitario y promotor cultural.
Quizá por aquellas vivencias primarias al lado de comunistas fue que se agudizó
el dardo hiriente de René Avilés Fabila contra el poder político, presente
desde los inicios hasta la actualidad.
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