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IDENTIFICAN PROTEÍNA INVOLUCRADA EN LA REPRODUCCIÓN DEL PARÁSITO DE LA TRIQUINELOSIS

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La enfermedad es provocada por el consumo de carne de cerdo mal cocida o cruda

(Redacción).- La carne de cerdo cruda o mal cocida puede contener trichinella spiralis, gusanos causantes de la triquinelosis, padecimiento que suele ocasionar fatiga muscular crónica e incluso la muerte, y que en México se estima afecta a cerca del 2 % de la población.

Una persona que se ha infectado con unos 40 parásitos de trichinella spiralis, en unos días o semanas podría alojar entre 8 y 10,000 larvas, dada la gran rapidez con la que se reproducen estos gusanos dentro del cuerpo humano, por lo que científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), realizan estudios con una proteína involucrada en el crecimiento del parásito en el organismo.

A partir de los estudios realizados por investigadores del Cinvestav, se pudo identificar que la proteína Caveolina-1 es clave en la ovogénesis y embriogénesis de la larva, por lo que al inhibirla se interrumpe la reproducción del parásito y por ende su propagación, lo cual traería por consecuencia la enfermedad, señaló Romel Hernández Bello, titular de este proyecto.

El investigador, quien recientemente obtuvo el “Premio Lola e Igo Flisser-PUIS”, precisó que la trichinella spiralis es un nemátodo (gusano), que puede infectar a cualquier mamífero, pero normalmente afecta a cerdos y caballos, lo que genera un gran problema de salud veterinario porque en un rastro los animales infectados se tienen que desechar, lo que genera pérdidas en la ganadería.

Hernández Bello, doctorado en Genética y Biología Molecular, detalló que la finalidad del estudio era encontrar la proteína que pudiera servir como blanco para frenar el desarrollo del parásito en etapas tempranas de la infección. Para ello era importante estudiar la biología de la trichinella spiralis, que a pesar de ser descubierta en 1835, se sabe muy poco de ella.

Hasta el momento las investigaciones giraban en torno a la respuesta inmune que genera, a producir vacunas y a cómo inocular a los animales, pero este trabajo se enfocó en la biología del parásito, “ya que si uno se infecta con 40 parásitos, estos van a generar de 8 a10, 000 larvas recién nacidas o incluso más que se van a esparcir por todo el organismo.

Para realizar el estudio, explicó el científico, se analizaron las tres fases del parásito: el infectivo; cuando a los pocos días de ingerir carne infectada la larva muscular se convierte en gusano adulto (hembra o macho) en el intestino y por último, la copulación, de la que resultan miles de larvas recién nacidas que viajan por el torrente sanguíneo hasta llegar a los tejidos musculares.

Hernández Bello precisó que la trichinella spiralis está compuesta de miles de proteínas, así que lo que hicimos fue basarnos en un estudio previo realizado en conjunto con investigadores de Francia, en el que se detectaron los genes que sólo se expresan en el parásito adulto.

A través de la técnica de hibridación sustractiva, se tomaron los genes característicos de los tres estadios del gusano, los que estaban presentes en cada fase y que arrojaron una selección de más de 50 proteínas, posteriormente, dijo, el análisis nos llevó hasta la Caveolina-1.

Agregó que la evolución y gran eficacia del parásito le permite reproducirse en el epitelio intestinal de cualquier mamífero, pero es la rata el vector y principal diseminador del mismo.

Por último, explicó que los animales no presentan síntomas visibles, sólo puede detectarse por técnicas de ELISA o al cortar o digerir la carne, ya que en lugar de verse una superficie lisa, se nota rugosa y con abultamientos transparentes. Mientras que las personas presentan diarrea, dolor muscular, dolor de ojos y fatiga crónica.

El estudio de Hernández Bello obtuvo el Premio Lola e Igo Flisser-PUIS, en su edición número 23, por la tesis Identificación y caracterización de Caveolina-1, una proteína estadio y sexo-específica que participa en la ovogénesis y embriogénesis en Trichinella spiralis, realizado bajo la tutoría de la investigadora Guadalupe Ortega-Pierres.


Publicado: 08/03/2011