* Diagnóstico temprano, preciso y completo: el principal desafío para mejorar el pronóstico de vida de estos pacientes. En México, la situación es aún más preocupante con más de 30 millones de personas que padecen hipertensión arterial y más de 14 millones con diabetes, dos de los principales factores de riesgo para IC.
Sección a cargo de
G. Adolfo Ruiz J.
Ciudad de México, 19 junio 2025.- Presencia de síntomas no específicos, un cuadro
clínico variable y coexistencia con múltiples comorbilidades son tan solo
algunas razones por las cuales se retrasa más de dos años el diagnóstico de la
insuficiencia cardiaca, síndrome complejo y potencialmente mortal que es
resultado de una condición cardiaca subyacente mal atendida o de cualquier alteración
funcional o estructural del corazón que reduzca su capacidad para bombear
suficiente sangre al resto del cuerpo.
La insuficiencia
cardíaca (IC)
se considera una pandemia global al registrarse más de 64 millones de personas
en el mundo con esta condición. En México, la situación es aún más preocupante
con más de 30 millones de personas que padecen hipertensión arterial y más de
14 millones con diabetes, dos de los principales factores de riesgo para IC.
“Los
factores de riesgo asociados a IC como obesidad, sedentarismo, colesterol alto o
hipertensión son enemigos silenciosos.
Las personas ignoran estas variables porque puede pasar mucho tiempo sin
que noten síntomas evidentes que generen dolor o molestia. Lamentablemente
solemos pensar que, si no duele; no existe, cuando en silencio y de forma
paulatina se va incrementando el riesgo de complicaciones graves”, señala el doctor
Adolfo Chávez Mendoza, médico
cardiólogo con alta especialidad en insuficiencia cardiaca y presidente de la
Asociación Mexicana de Insuficiencia Cardiaca.
Frente a
este escenario, y con el propósito de sospechar a tiempo de IC, es vital que la
población mexicana comprenda que la presencia de comorbilidades
cardiovasculares y no cardiovasculares se observan con gran frecuencia en
pacientes con IC y acudan en busca de guía médica, siendo la cardiopatía
isquémica, hipertensión y accidentes cerebrovasculares, las condiciones
del corazón que coexisten con mayor frecuencia con IC. En tanto que diabetes, enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC) y enfermedad renal crónica son las comorbilidades no
cardiovasculares de IC más comunes.
“En la
atención de IC, debemos iniciar temprano y actuar lo antes posible ya que la
mitad de los pacientes mueren dentro de los primeros cinco años tras el
diagnóstico de IC. Por ello, reconocer
las principales comorbilidades asociadas a IC es un primer paso para que las
personas busquen atención médica inmediata.
Si los médicos logramos controlar adecuadamente las comorbilidades y
motivar a los pacientes para que tomen sus medicamentos en tiempo y en forma,
damos pasos firmes para evitar la progresión de IC”, afirma la doctora
Malgorzata Rozycka, directora
médica de Viatris México.
Con
total independencia de las comorbilidades, la sintomatología de IC suele ser
discreta y confusa. De ahí la relevancia
de mantener una comunicación detallada y cercana con el médico ya que el
paciente suele desestimar los primeros síntomas: “la hinchazón en los tobillos y
la disnea, es decir, la sensación de ahogo, falta de aire, u opresión en el
pecho, son signos característicos de IC; sin embargo, el paciente
piensa erróneamente a que se deben a una mala condición física por falta de
ejercicio habitual”, indica el doctor Enrique Berrios, coordinador de imagen cardiovascular y jefe
de investigación en el Hospital Español de México.
Así
pues, la sensación de falta de aire al subir las escaleras o al inclinarse
hacia abajo para atar las agujetas de los zapatos, podrían ser indicadores
importantes de IC. “Las sospechas crecen
aún más si hay desmayos o si esa sensación de ahogo se presenta en actividades
de menor esfuerzo como bañarse, comer o incluso al estar recostado. En
correspondencia, la fatiga persistente, que no mejora fácilmente con reposo,
también es un síntoma de alarma de IC en etapa avanzada”, complementa el doctor
Mendoza.
A este
panorama, se suma la carga económica de esta condición. Las exacerbaciones de
la IC suelen provocar un deterioro progresivo de la función cardiaca, lo cual
aumenta las tasas de hospitalización. De
hecho, hasta el 70% de los costos de atención de IC se deben a ingresos
hospitalarios.
Para
reducir el riesgo de muerte cardiovascular y hospitalizaciones recurrentes por
IC, Viatris
cuenta con experiencia sólida en la atención de enfermedades
cardio-metabólicas, con una amplia gama de opciones terapéuticas para pacientes
con IC y sus diferentes comorbilidades.
“Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son en gran medida prevenibles,
y, sin embargo, son la principal causa de muerte a nivel mundial, con 17.9 millones
de fallecimientos cada año, según la Federación Mundial del Corazón (WHF) y la
Organización Mundial de la Salud (OMS).
Más de
cuatro de cada cinco muertes por ECV se deben a infartos de miocardio y
accidentes cerebrovasculares, y un tercio de estos fallecimientos ocurre de
forma prematura en personas menores de 70 años (OMS). Muchos de los
factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares son modificables
mediante intervenciones en el estilo de vida y tratamiento, lo que puede
reducir la mortalidad; por ejemplo: dislipidemia, hipertensión,
tabaquismo, inactividad física y obesidad.”, concluye la doctora
Rozycka.
Acerca de Viatris:
Es
una empresa global de atención médica que ocupa una posición única para cerrar
la brecha tradicional entre los medicamentos genéricos y las marcas, combinando
lo mejor de ambos para abordar de manera más integral las necesidades de salud
a nivel mundial.
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