* Se incrementa 12.7 % en la Ciudad de México y 10.9 % a nivel nacional.
Redacción RD:
CDMX 27 enero 2022.-
En el poco tiempo que llevamos de haber iniciado el 2022, ya tenemos
conocimiento de un ladrón que emplea una metralleta para asaltar combis en
Coacalco, “amas de casa” armadas que cometen asaltos en Tlalnepantla,
hombres que portan máscaras de luchadores
populares de la AAA para atracar
automovilistas en la colonia Portales; así como otros delitos “sui
generis”, como el robo a un banco del
Centro Histórico por hombres disfrazados con trajes de sanitización y los 112
hurtos a tiendas de conveniencia realizados por un solo individuo en
las alcaldías Cuauhtémoc, Coyoacán y Benito Juárez.
Por ello
Lic.
Alejandro Desfassiaux, Presidente
de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial (GMSI), enfatizó: “Más allá del repunte del 55% de
asaltos al transporte en los municipios limítrofes con la CDMX (cifra que
representa el 42% de los delitos cometidos en el país, según reflejan datos
recientes del SESNSP), y del aumento de la incidencia delictiva de 12.7%
durante 2021, de acuerdo con cifras de la Procuraduría capitalina, lo que
caracteriza el inicio de este año es la peculiaridad por la que están optando
los delincuentes para cometer delitos”.
“La
gente ya no sabe de dónde, ni cómo ni cuándo vendrá la amenaza”. Tan solo en la
Ciudad de México operan 20 grupos criminales distribuidos en
once de las 16 alcaldías que conforman la metrópoli, según reconoció
recientemente la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina.
Existen tres
alcaldías en la Ciudad de México que arrojan un mayor porcentaje de
incidencia delictiva. De acuerdo con el último estudio realizado por la Cámara
Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México (Canaco-CDMX),
la incidencia delictiva más alta de la capital del país se concentra en tres
localidades: Tláhuac (25.7%), Cuauhtémoc (24.1%) e Iztapalapa (20.9%).
Por otro
lado, Benito Juárez, Coyoacán y Cuauhtémoc son alcaldías donde más se
presenta el delito de cobro por derecho de piso. En 2021, hubo un incremento de
este delito en la CDMX de 11.2%, según la Secretaría de Seguridad y Protección
Ciudadana.
El
directivo agregó: “Es igualmente singular, la falta de acción de las policías y
de las autoridades por resolver estas problemáticas que, si están teniendo
altibajos en algunos rubros, hay que reconocerlo en parte, debido a la pandemia
y a los cambios que generó en la vida económica y social, al fortalecimiento
del trabajo remoto y al auge de las compras en línea que reducen las
aglomeraciones y las oportunidades para cometer ciertos delitos”.
Por ello
el directivo precisó: “Lo importante a resaltar es que los cambios que trajo la
pandemia pudieran ser más permanentes de lo que suponíamos, puesto que están
alterando la matriz de oportunidades delictivas de forma más prolongada, sin
embargo, a la vez que disminuye el delito físico en algunos rubros, vemos un
incremento notable en los delitos virtuales como ciberestafas y extorsiones
digitales”.
No hay
señales que nos permitan suponer que esta situación vaya a cambiar en el corto
plazo, por lo que las autoridades deben trabajar para reducir la cifra negra en
materia de extorsión, mejorar la eficiencia de los ministerios públicos y del
sistema de justicia en general y en cuanto a los asaltos, de nada sirve que
existan cámaras al interior del transporte público si no existe un operativo de
asistencia pronta de la policía para detener a los delincuentes, se incrementen
los patrullajes de la Guardia Nacional, sobre todo en la rutas más
problemáticas, así como la penalidad para quienes cometen robos en
motocicletas, sin que con ello se criminalice a la población por el uso de
estos vehículos.
Otras propuestas
es que tanto grupos de especialistas como autoridades se reúnan con los
choferes de las rutas más frecuentemente atacadas para escuchar, registrar y
sistematizar la información de sus experiencias, en especial de los datos que
permitan identificar y localizar a los maleantes. Actualmente los choferes de
las rutas se ven obligados a “cooperar” con los extorsionadores, so pena de
sufrir agresiones. Por otro lado, recabar las denuncias por esos delitos,
aunque quizá en su momento las víctimas no las hayan presentado.
También
revisar con los agentes del ministerio público que dichas denuncias estén
eficientemente recabadas. Buscar en bases de datos de las fiscalías y policías
estatales, los nombres y otros referentes que aporta la gente y que permitan
asociar a los delincuentes con otras denuncias de delitos similares que se
hayan cometido en el pasado.
Con esa
información, se tendría mejor definido el universo criminal, es decir los
nombres y datos generales para identificar y ubicar a los asaltantes; y con
ello, evitar la reciente inspiración kafkiana a la que algunos están
recurriendo en este 2022 para consumar ciertos delitos, concluyó el directivo de
Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial (GMSI).